
LA MALDAD HUMANA
Rómulo Lander [2019]
He escrito mucho sobre la maldad humana a lo largo de los últimos años. Fueron textos motivados por la preocupación creciente producida por lo que observaba en la realidad social de Venezuela. Una realidad muy cercana a mi vida cotidiana. Una realidad que cada vez era más violenta, destructiva e incomprensible. Venezuela solía ser un país de tolerancias. Era un país próspero de gente buena, amable y llena de alegrías, en donde todo el mundo tenía su manera de tener algo. La simpatía y el respeto por el otro era lo natural.
En los comienzos del siglo 20 con el advenimiento de la riqueza petrolera y la prosperidad, apareció a mediados el siglo una seria calamidad. Me refiero a la ‘explosión demográfica’. Ese exceso de población cambió la vida de la nación. De ser en 1960 un país con 5 millones de habitantes, pasamos a ser un país de más de 31 millones de habitantes en el 2000 y continúa en rápido aumento. El exceso de población no pudo ser absorbido por el orden social establecido y desestabilizó al país creando un mundo desconocido para sus ciudadanos. El exceso de población, a lo largo y ancho de todo el país, nos llevó a la saturación demográfica, con habitantes que se encontraron: sin vivienda, con una educación deficiente, sin trabajo y sin recursos de salud.
Es decir ciudadanos excluidos del sistema social. Los recursos públicos y los recursos de las instituciones privadas que operan ambos en la ayuda social, no pudieron acompañar la rapidez que llevaba el paso de la explosión demográfica. Esta saturación demográfica desató la intolerancia de los ciudadanos, dando origen a una forma particular de fanatismo violento.
El país se dividió en dos mitades: una mitad, que odia a la otra. Este odio fué y sigue siendo utilizado por grupos nacionales y transnacionales organizados con el fin de aferrarse al poder, utilizando para ello una ideología política narcisista maniquea, la cual describo con detalles en el capítulo tres de este libro, que como dije, ustedes pueden descargar gratuitamente en la página web mencionada.
Esta ‘ideología maniquea’ específicamente busca la eliminación del otro que piensa diferente. No hay tolerancia a la diferencia. Se mata para imponer la ideología única. En los últimos años después del año 2000 la criminalidad y el número de homicidios llegaron a cifras nunca conocidas en el país. La cifra de crímenes violentos por cada 100 mil habitantes llegó a ser record mundial en 2013 incluyendo a los países en guerra caliente. Así se llegó a 25 mil homicidios solo en el año 2013.
Soy psicoanalista y quiero entender por qué pasa esto. Me dediqué a estudiar más a profundidad el tema de la intolerancia, la violencia y la destructividad en el ser humano. Específicamente utilicé en este estudio el vértice ofrecido por la teoría psicoanalítica. Escribí y presenté en diversos foros estos trabajos y aquí los reúno por primera vez con la esperanza de que sean de utilidad para alguien más, ya que opino que este problema es del orden global. Me atreví a presentar ideas nuevas, inéditas. Nuevas proposiciones que intentan comprender el origen y la naturaleza de la maldad humana. Algo que nos ayude a comprender las razones que nos llevan al genocidio y a la barbarie. En cada uno de los cuatro capítulos y en el anexo, les ofrezco propuestas nuevas y atrevidas. Espero que sean tomadas con benevolencia y tolerancia.
Algo más, es necesario presentar en esta introducción, una aclaratoria adicional. Considero que el sufrimiento no es sinónimo de la maldad humana. Son dos cosas distintas. Sin embargo es común escuchar, que algo que produzca sufrimiento a un sujeto, es producto de la maldad y del odio de otro. Cosa con la cual no estoy de acuerdo.
El sujeto tiene diversas formas de proporcionarse su propio sufrimiento, sin necesidad de la presencia de la maldad del otro. Por eso consideré útil presentar al final de los cuatro capítulos principales sobre la maldad, un quinto capítulo, una especie de anexo, en donde hablo específicamente del sufrimiento humano. Aun cuando está claro que es algo diferente a la Maldad Humana.
Ya hace muchos años en 1932 Sigmund Freud a propósito de los horrores de la Primera Guerra mundial, contestó una carta que le escribiera una semana antes el físico atómico Albert Einstein y que tituló ¿Por qué la Guerra? Allí expresaba su desilusión sobre la condición humana. Ante el fanatismo irracional, la crueldad desenfrenada y las mentiras repetidas de sus dirigentes, Freud dijo lo siguiente: ‘se trata del triunfo de la sinrazón [de la bestialidad] sobre la razón y el buen sentido’. Ante el avance de la ideología nazi y del fascismo europeo, su desesperanza fue en aumento así como el pesimismo sobre el futuro de la humanidad.
Pero ya dos años antes, en otro trabajo, que había publicado en 1930 titulado: ‘El malestar en la cultura’ entre otras cosas había denunciado que ‘la primera víctima de la guerra era la verdad’. Freud volvió allí en ese texto de 1930 a declarar que existe una contradicción entre la cultura y las pulsiones.
Decía que mientras la cultura intenta instaurar unidades sociales cada vez más organizadas, es inevitable que para lograr este objetivo, se restrinja [se reprima] el despliegue y la satisfacción de las pulsiones sexuales y agresivas. Acto civilizatorio. Esto inevitablemente transforma una parte de la pulsión agresiva, en sentimiento de culpa inconsciente. Por eso la cultura genera insatisfacción y sufrimiento: ‘Mientras más se desarrolla la cultura, más crece el malestar en la sociedad’.
La poca esperanza que nos muestra el tono escéptico con que habla Freud en ese texto de 1930, se relaciona con la situación que entonces se vivía en Europa. Después de la primera guerra mundial, ese viejo continente estaba sumido en una profunda crisis económica, política y social.
Esa crisis puede guardar ‘analogía’ con lo que ocurre a nivel global hoy en día. Ante las repetidas declaraciones mentirosas y falsas de los líderes. Ante el egoísmo, la impostura, y la corrupción, de esos mismos líderes. Ante la enorme falta de ética de los políticos y de otros seres poderosos, que no son políticos. Ellos son precisamente los encargados de dirigirnos y cuidarnos. Nos vamos a encontrar con una paradoja viviente: ‘cuando él que nos cuida, es el que no mata’. Es necesario abrir los ojos y saber que estamos en la presencia de un mundo primitivo.
Esto nos lleva a la interrogante acerca del futuro de este mundo, un mundo desquiciado y cada vez más poblado. Es claro que necesitamos entender para poder construir el camino a la recuperación social. La crisis de pobreza y la hambruna global provocadas por el exceso de población mundial, nos han llevado inevitablemente a un choque de culturas, de valores sociales y de valores religiosos.
Algunos hablan de un choque de religiones. Otros hablan de un choque de culturas. Otros hablan del este contra el oeste. A la verdad que esas aseveraciones no ayudan a entender nada. Viviendo esta realidad, encuentro que la explosión social actual, nos ha llevado al borramiento y a la ruptura de los valores que espontáneamente surgen desde el interior de cada familia. Cosa que ocurre a nivel global, pero también en nuestro querido país Venezuela.
Esto ocurre especialmente en la enorme muchedumbre que habita los márgenes de las grandes ciudades de hoy día. Ocurre que esa muchedumbre necesitada, no puede ser incluida en el sistema social. A menos que mejoren su nivel de conocimientos. Esas dificultades y pérdida de valores de tanta gente tiene su consecuencia: se deshilacha la textura de nuestra red social.
Así el trato cotidiano, la ética de los ciudadanos y el lenguaje popular que existe en aquellos seres que encontramos diariamente en las calles, nos resulta hoy en día, casi irreconocible.
Esta situación evoca a aquella antigua época de la post-guerra. O quizás más atrás aún. Evoca el caos de los tiempos medioevales, con sus componentes mágicos de brujas y paleros. Todo esto puede motivarnos a tratar de comprender este fenómeno y luego dedicarnos a buscar las soluciones a este mundo actual caótico. Es imperativo pensar en términos de prevención, ya que en ello nos va el futuro y además nuestras vidas.
Por esto, deseo mencionar en esta introducción, el problema de la ‘justicia social’ y el problema de los ‘derechos humanos’. La lucha por los derechos humanos nos invita a la lucha social, para así lograr una igualdad de oportunidades y derechos. El grito por la igualdad de derechos civiles: es legítimo. Pero también ese mismo grito, puede ser usado con intereses malvados. Puede ser un grito que se usa para aniquilar al otro. Me refiero al grito engañoso que anuncia e invita a una lucha asesina, con la excusa de la ‘justicia social’. Estas luchas están y ya existen. Son el producto engañoso directo de la maldad humana.
En este libro ustedes van a encontrar a pie de página, referencias a videos que están colgados en Youtube. La idea es ilustrar con reportajes vivos actuales y también documentales históricos muchos de los asertos que presento aquí, como es el caso de los: Genocidio de Ruanda, de los armenios, de los kurdos, el genocidio de Pol-Pot, el genocidio en Bangladesh, el holodomor de Ucrania, el holocausto judío, entre otros. Para ver todo esto solo bastan 10 minutos y pinchar aquí:
Nota a pie de página:
La ‘Justicia Social’ se refiere a las nociones fundamentales de ‘igualdad de oportunidades’ y de tener y poder disfrutar de los ‘derechos humanos’.
Todas las personas tenemos necesidades básicas comunes que se traducen en los derechos humanos fundamentales. Estos son: el derecho a la vida, a la libertad, a la salud, a tener la propia identidad, derecho a la educación libre [sin adoctrinamiento], a la libre expresión, a la libre circulación y a ser tratados con dignidad y respeto.
Cuando estas necesidades fundamentales no se satisfacen, nos encontramos frente a una grave injusticia [inequidad] que pueden darse tanto en los países avanzados industrializados, como en países en desarrollo.
Lo que convierte estas situaciones en ‘injusticias’ es que estas situaciones pueden ser evitadas. No se trata de problemas irresolubles, a los que no podamos hacer frente, sino que a menudo han sido provocados por personas o grupos de personas específicas. Son los mismos líderes, lo que imponen estas exigencias. Como ya dije, el que nos debe cuidar de la injusticia, es el que la hace.
Las injusticias persisten porque mucha gente se desentiende de ellas. La decisión de promover o negar la ‘justicia social’ está en manos de las personas, ya sea a escala individual, nacional o mundial.
Opino que ‘la pobreza’ es la injusticia más fundamental y más extendida. La pobreza no permite el acceso a otros derechos fundamentales. La ‘discriminación’ también es una injusticia que interfiere en las posibilidades que tienen los individuos de desarrollar su potencial personal a plenitud.
Buenas tardes.
No entiendo, no esta el articulo Maldad humana.
Es que solo lo envia a correo?
En la seccion de libros de la misma pagina web, encontrara un libro que se llama: TETRALOGIA DE LA MALDAD by Romulo Lander
Puede pincharlo y bajarlo de forma gratuita. Allí encontrará la ideas al respecto. saludos, RL